El retrato
Los
retratos son el tipo de fotografía más común entre los fotógrafos profesionales
y los aficionados.
El retrato no por ser el tipo de fotografía más
extendida resulta, también, la más fácil, ni mucho menos. Conseguir un buen
retrato es mucho más difícil de lo que en principio pueda parecer.
Con los retratos, no sólo hemos de tener en cuenta
aspectos como la iluminación, la composición o el encuadre, sino que hemos de
intentar reflejar la personalidad o los sentimientos del sujeto retratado. Esta
es la cuestión que añadirá dificultad a toda la técnica fotográfica que podemos
dominar.
Un fotógrafo no debe hacer retratos sin tener en
cuenta el carácter o el humor del individuo que tiene en frente. En caso
contrario, la fotografía resultante no será más que una representación gráfica
de un ser humano. Un buen retrato debe transmitir el estado de ánimo del sujeto
en el momento del disparo y para ello es importantísimo observar a la persona
que se pretende retratar.
Al fotografiar a personas es muy importante que se
les vea bien. Hay muchas formas de resaltar la fisonomía del personaje jugando
con la luz, el fondo, la perspectiva y la composición.
En el caso de la luz, es importante que el sujeto
tenga sombras en la cara que resalten sus facciones, si no es así, aparecerá
una cara "plana" sin relieve. Una luz de relleno lateral puede
ayudar.
Para sacar un buen retrato hay que tener en cuenta
todos los elementos que saldrán en la foto, incluido el fondo. Lo más
recomendable es restarle importancia desenfocándolo. De esta forma se resaltará
al sujeto y no se desviará la atención.
En cuanto a la composición, depende de si se quiere
hacer un primer plano o no. En cualquier caso hay que tratar de que el sujeto
ocupe buena parte de la imagen y sea el protagonista de la misma.
El objetivo perfecto para el retrato del rostro
suele ser el que conocemos como "normal" de 50 o 35 mm según la
película o sensor. Los teleobjetivos evitan las distorsiones de la perspectiva
(la nariz o mentón pronunciados) provocadas por el acercamiento excesivo de la
cámara a la cara y permiten acortar la profundidad de campo para desenfocar el
fondo.
En los primeros planos, una nitidez acentuada puede
poner en relieve posibles defectos de la piel del sujeto. Para suavizar la
imagen se puede colocar un filtro difusor que aporta al retrato un aire
romántico, permitiendo disimular las imperfecciones del rostro; aunque, eso sí,
también puede imprimir un carácter bastante artificial a la foto.
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